Las batallas de José Emilio Pacheco en el cine y la música.
Existen muchos escritores
latinoamericanos, los cuales por medio de su pensamiento, han influido de
manera importante en el cine, ya sea como escritores del guión, adaptando la
historia de algún compañero/colega o adaptación de alguna de sus novelas más célebres
y recordadas.
Entiendo que este blog está dedicado específicamente a lo que es el cine con relación a la docencia. Pero recientemente tuve la oportunidad de escribir este artículo para una revista cultural del estado de Tlaxcala, sin suerte alguna para publicarlo. Así es que aprovecho este blog, para seguir presente en la investigación y crítica cinematográfica.
Como ejemplo de la relación
cine–literatura, tenemos bastantes escritores. Sólo por mencionar a algunos de
ellos, tenemos el ejemplo del colombiano Gabriel García Márquez el cual no sólo
ha sido actor, sino que ha ayudado en el cine como creador de fondos para
futuros cineastas, ha escrito cine (y de cine) y lo más importante, al menos
nueve de sus novelas/cuentos que han formado parte del colectivo imaginario, se
han visto proyectadas y adaptadas en cine. En el caso del peruano Mario Vargas
Llosa, éste ha participado como actor, escritor y director de cine, además de
que muchas de sus novelas han sido adaptadas al cine por directores importantes
como Jorge Fons. [1]
Respecto al novelista,
poeta, cuentista mexicano (sólo por mencionar algunas de sus aptitudes y
habilidades con las letras), José Emilio Pacheco (1939–2014) tuvo un mayor
impacto sobre todas estas ideas y esculturas imaginativas, para formar parte de
nuestro colectivo nacional al extremo de que sus conceptos y escritos incursionaran en otras áreas artísticas como el
cine y/o la música. Pese a ser un escritor en la cual su obra no fue tan
prolífera en el cine, como la de García Márquez o Llosa, la referencia de este
artículo es respecto a una de sus principales novelas representadas en el cine
mexicano y su relación extendida más allá de la misma historia, con la música
del rock mexicano: Las batallas en el
desierto.
Su primera incursión en el
cine, es de la mano con Arturo Ripstein en 1972 en la película llamada El castillo de la pureza con Rita
Macedo, Claudio Brook, Diana Bracho y María Rojo. Fue el responsable del guión
de la película (en colaboración con Ripstein), en la cual se dice, la historia esta
basada en hechos reales en la década de 1950 en México y que inspiraron al
escritor Luis Spota a escribir La carcajada del gato.
La historia de dicho film, es
acerca de un personaje que se convence que el mundo exterior es dañino
principalmente para su familia y por esta razón decide mantenerlos encerrados a
su esposa y tres hijos adolescentes (concentrando la trama principalmente, en
los tres adolescentes encerrados).
José Emilio Pacheco continuó
formando su carrera de escritor y es en 1981 que publica su novela más famosa:
Las batallas en el desierto. La lectura de esta historia
nos remonta al año de 1950 en la colonia Roma, dejándonos en claro situaciones
económicas, sociales y políticas importantes y características del país en esta
década, la cual corresponde al sexenio de Miguel Alemán. [2]
Al ser escrita y narrada en
primera persona, nos ocasiona que nos identifiquemos con los pensamientos y
recuerdos del personaje principal de nueve años llamado Carlos y sus
sentimientos por Mariana, quien fuera la madre de su mejor amigo Jim.
El término de “las batallas
en el desierto” se refiere a las guerras ocurridas para lograr la conformación
del estado de Israel en 1948 y cómo es que en el recreo, jugaban los niños, simulando
la guerra pero con comida en la escuela de Carlos y Jim (juego en el cual, a
ellos no les gustaba participar).
“Oye Carlos…
porque tuviste… que salirte de la escuela esta mañana…
Oye Carlos,
porque tuviste… que decirle que la amabas a Mariana…”
La película es de las referencias culturales y artísticas
sobresalientes del cine mexicano durante de la década de 1980. Fue ganadora de
8 premios Ariel de la Academia de Cine en México.
La actuación de Luis Mario Quiroz en la imagen de un
niño tierno aprendiendo a vivir en una sociedad hipócrita y que se moderniza,
es convincente. Los aspectos visuales (escenográficos, ambientales) que se
manejan en la película, son buenas referencias históricas ya que no solo nos
muestra una Cd. de México en la década de 1950, también se muestran imágenes de
un México en recuperación después del terremoto de 1985.
Si bien, la eterna discusión de muchos respecto a la
adaptación de libros, es si la visión del director logra ser fiel al libro. La
película se toma ciertas libertades de interpretación para reforzar la novela
escrita, pero la sensación final, el sentimiento con el que uno termina al ver
el film, es importante, es el de nostalgia, memoria/olvido.
Como espectadores, la historia nos deja un recuerdo
por nuestro primer amor, ese amor inocente, ese amor que nos hace madurar. Nos
enfrenta a recuerdos familiares de la niñez, a la relación que tuvimos con
nuestros hermanos y el ejemplo e influencia de nuestros padres. Nos hace reflexionar
respecto a los valores sociales y morales (doble moral) que continúan vigentes debido
a los intereses de muchos. Por último, nos deja un sentimiento por la visión de
una Ciudad de México que aún no llega, que políticamente sigue incorrecto, las
clases altas y sus lujos, tal como hablaba e idealizaba el profesor de Carlos y
Jim, el profesor Mondragón: “en 1980, tendremos ciudades mejores”.
“Por hondo que sea el mar profundo” Nombre del
Capítulo V de la novela.
Una característica importante de esta historia, es el
momento en el que Carlitos proyecta e identifica su amor con una canción que
escucha en la radio; este fragmento es el coro de un bolero puertorriqueño
llamado Obsesión, escrito por Pedro Flores (1894–1979).
Sin embargo, que sucede cuando la historia trasciende el
colectivo imaginario complementándose con otras fronteras artísticas? De manera contemporánea, podemos escuchar este coro,
con el grupo de rock mexicano Café Tacuba, en la canción “Las batallas”, que aparece
en el álbum debut de dicho grupo en 1992. La letra de la canción es justo un
homenaje al libro, escrito por el bajista del grupo: Enrique Rangel.
El disco salió en 1992, pero anteriormente, el grupo tuvo la
oportunidad de cantar la canción en vivo en 1989, año en el que le dieron vida
al Café Tacuba.
Pese a que los integrantes del grupo, nunca pudieron
conocer al escritor, en septiembre de 2010, José Emilio Pacheco tuvo la
oportunidad de agradecerles diciendo:
“Me gusta mucho y estoy muy agradecido,
porque no tienen ni idea de la cantidad
de personas que,
gracias a Café Tacuba, han leído mi libro”
Es lo bello del arte, cuando en sus distintas
manifestaciones artísticas, pueden conjuntarse todas en solo una para formar
una ideología mas completa para nuestros sentidos.
Espero que con el escrito, usted estimado lector,
tenga dos oportunidades:
La primera es, que si usted ya leyó el libro, quizás
recuerde todo lo provocado con la historia y vuelva a leerlo escuchando como
música de fondo el particular tono de voz del vocalista del Café Tacuba, recordando
sus sentimientos del primer amor.
La segunda, en caso de haber leído el libro, tenga la
oportunidad de tomarse un momento para reflexionar y sentir la historia.
Referencias:
- CERPA, Juan Manuel. Acercamiento analítico a la identidad y la
marginación a través del padre y la madre de Carlitos en Las batallas en el desierto, de José
Emilio Pacheco. Tesis,
Universidad de Guadalajara, 2010.
- PACHECO, José Emilio. Las batallas en el desierto. México. Ed. ERA. 2001.
- El ojo que piensa
- Publicación de La Jornada.
Miércoles 29 de enero de 2014. P. 9.
“Café Tacuba agradece a José
Emilio Pacheco haberles inspirado canción”
- Disco Café Tacuba:
Café Tacvba. Warner Music. Julio de 1992.
- Película:
Mariana, Mariana. Dir. Alberto Isaac. 1986.
Guión: Vicente Leñero.
Con: Elizabeth Aguilar,
Pedro Armendáriz Jr., Sabi Kamalich, Gerardo y Luis Mario Quiroz.
[1] García Márquez, libros adaptados: Crónica de una muerte anunciada (1987), El coronel no tiene quien le escriba (1999), El amor en los tiempos de cólera (2007), Del amor y otros demonios (2009), Memorias de mis putas tristes (2012). Vargas Llosa, libros adaptados: Los cachorros (1972), La
ciudad y los perros (1985), La tía
Julia y el escribidor (Tune in Tomorrow. 1990), Pantaleón y las visitadoras (1999) y recientemente La fiesta del chivo (2005).
[2] El sexenio del presidente Miguel Alemán Valdés, fue de
1946 a 1952. No solo fue conocido por conceder el voto a la mujer, sino por ser
amable con los estadounidenses y permitir la inversión de capital en el país
como un proyecto de modernización
sacando de esta manera a los inversionistas nacionales (razón por la cual se le
conocía como “Mister amigo”).
[3] Los famosos intelectuales y escritores: Carlos
Monsiváis, Eduardo Lizalde, Sergio Pitol, Sergio Galindo, Salvador Elizondo y
Vicente Leñero, fueron compañeros de la misma generación de Jose Emilio
Pacheco. La generación fue conocida como “Generación de los 50” o “niños de la
guerra”. Dicha generación se caracteriza por la denuncia de las injusticias
sociales, publicar en torno a los años 1950 y ser considerados los “hijos” de
la Guerra Civil española.
[4] Luis Mario y Gerardo Quiroz; para que los ubique bien,
los hijos de César Costa en “Papá soltero”.
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